La ninfa de la montaña
... Y la veo, ahí, sentada,
enfrente de la ventana, asomándose,
buscando el bosque que dejó lejos
y la fría montaña nevada.
Sus ojos apuntaban hacia fuera
pero miraba hacia dentro,
a su interior, a su centro
buscando lo que quería encontrar.
Buscaba un día de nieve y luz,
y encontró una noche congelada;
su nostalgia cada día se agravaba
y una mañana decidió regresar.
Nada ni nadie la detuvo,
ni el aire huracanado,
ni el camino destrozado
ni el río desbordado.
Había llegado a su destino,
muy atrás había quedado el camino.
Jugó con los árboles de la montaña
y después se fue a dormir a su cabaña.
XLVII
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